LAS ESENCIAS Y SUS FORMAS

 

Esto es para presentarles,

justamente desde aquí,

cosas sueltas que aprendí

sin proponerme saberlas,

y que, por no conocerlas,

supongo que no entendí.

 

Atornillando sintaxis

   Pascual Pirelli es un técnico electromecánico que se desempeña como docente desde hace doce años en la escuela nº i del Distrito Escolar 45º de la Ciudad de Buenos Aires, la Simón Radowitzky, bachillerato orientado en epistemología. Autor de "Táctica y estrategia del combate al tedio", "Todo es lo mismo" y "Tratado de la reciprocidad" (entre otros libros no muy editados), es sujeto de ciertas experiencias relativas a la intervención comunitaria en las dimensiones de la historia y al des-cubrimiento del imaginario como objeto de la propia actividad.

   Desde que Pirelli ingresó regularmente al sistema educativo, el Ministerio pertinente produjo varios cambios de modalidad escolar, planes de estudio, horarios de jornada, asignaturas correspondientes a cada año, cantidad de horas de cada asignatura, (lo que impuso cambios en la distribución semanal de horas de las distintas materias en cada aula), títulos requeridos para asumir esas horas y otras modificaciones que redundaron en perjuicios, malestares y renuncias, trimestres o años enteros de asignaturas sin docente a cargo en varias escuelas y docentes cuyas horas de trabajo ya no estuvieron asignadas directamente a estudiantes de aulas y años concretos. Esas horas pasaron a nominarse Proyectos Especiales.

   Entre otras consecuencias inquietantes producidas, lo anterior redundó en que Pascual Pirelli quede a cargo de los proyectos “Epistemología para todes”, “Abolir la tarea obligatoria” y “Los trabajos y las clases”, de resultados sorprendentes y alcances discutibles.

   Sin embargo, el año pasado y en pleno desarrollo de la actual pandemia, las autoridades de la ciudad decidieron no convocar suplentes para cubrir horas vacantes y las mismas personas desplazadas de las aulas por juzgarse sus estudios no del todo pertinentes o específicos para desempeñarse en tal o cual asignatura, fueron compelidas a dar clases de cualquier materia. Remotamente, para colmo.

   Pascual Pirelli, tras angustiantes negociaciones infructuosas, cedió tentado por la posibilidad de transitar una nueva aventura antropológica y se puso a dar literatura.

Musiquita de los versos

   Un domingo de frío y sol, tras el último trago del vino con que acompañó un guiso de mondongo, sorprendido en un momento de recreación por sus obligaciones laborales, recordó que, en algunos tramos de su propia escolaridad, había sido importante saber cuántas sílabas tenían los versos y cómo rimaban entre sí. No estaba leyendo (otra vez), el Martín Fierro, sino un libro que citaba sus estrofas como epígrafes. Cayendo en la cuenta del hecho de haber ciertas regularidades de forma en la composición de aquello que leía, fue tomado por la compulsión de pergeñar un material didáctico, y escribió:

Aquí me arrimo a decirle

a quien me quiera escuchar

que no hace falta rimar

el verso que está allá arriba.

Usté, nomás, sólo escriba

lo que precise afirmar.

   Así, dejó el primer verso sin rimar con los demás, los dos siguientes rimando entre sí, luego otros dos que también lo hacen entre ellos y el último rimando con el segundo y el tercero. (No pudo evitar verse dibujando letras con tiza al final de cada verso en un pizarrón [A, B, B, C, C, B], y recordó su tendinitis). Viendo que así rimaba, nomás, como en

Aquí me pongo a cantar

al compás de la vigüela,

que el hombre que lo desvela

una pena estrordinaria,

como la ave solitaria

con el cantar se consuela.

y como en cada una de las estrofas que podía recordar de la obra de José Hernández ya citada, pensó que se hacía necesario componer un nuevo material convocando a pensar cuántas sílabas tiene cada verso.

La duración de lo dicho

   Agarró, entonces, y escribió esta otra estrofa:

Pero hay que tener en cuenta

la manera de decir.

Así, para descubrir

de los versos la medida,

no hace falta que los mida,

sino que puedan fluir.

arrancando por un octosílabo, seguido por dos heptasílabos, luego por otros dos octosílabos y finalizando con otro heptasílabo. (Y se imaginó anotando 8, 7, 7, 8, 8, 7). Tal como en la primera estrofa que compuso él mismo y como en todas las que tenía a mano del emblemático libro del siglo XIX, usadas como epígrafe en todos los capítulos del que estaba leyendo: "La segunda guerra única", de Evaristo Carlomango.

   Inmediatamente, pensó: ¿qué sentido tendrá aprender esto?

   Mucho antes de responderse ya se había dado cuenta de que a esa misma pregunta se la había hecho cuando hablaba en las aulas de medidas de masa y de volumen, circuitos en serie o en paralelo y hasta intentando disipar algunas dudas sobre relaciones entre poder legislativo, ejecutivo y judicial, ante inquietudes estudiantiles provocadas por alguna evaluación que tendría lugar en horas siguientes a las suyas. Esto, a los fines de lo pragmático inmediato lo tranquilizó. Pero en el mar de fondo de sus metamorfosis personales lo agitó hasta producir unas tormentas. Decidió extender la sobremesa un vaso más y naufragó plácidamente en una playa de cosas ya pensadas.

El devenir de lo sido

   Al levantarse de la siesta, recordó unos apuntes tomados en papeles de muy diversa procedencia tras escuchar cierto diálogo en la vía pública. Una señora, parada entre vallas de madera, escombros y tierra, respondió a una pregunta sobre si estaban pasando o no los colectivos de una cierta línea, diciendo – Recién yo vi que pasó por Formosa un colorado -. En la cabeza de Pascual, el acento porteño de la señora rememoró los tonos con que sus ancestros contenían su niñez. Y entonces sus neuronas diseñaron en su mente:

Recién yo vi que pasó

por Formosa un colorado

e imaginando música vio a un federal atravesando una provincia, en un contexto histórico que ubicó unas décadas atrás de la primera edición del difundido texto mediante el que habla un gaucho interpretado por Hernández.

   La avenida José María Moreno entre Formosa y Rivadavia estaba con sus carriles afectados por el cambio de baldosas en las veredas de esas cuadras. En la esquina de Rosario, un grupo de personas esperaba un colectivo de una línea caracterizada por el color rojo de sus coches. Esa línea y varias otras de colores similares, vienen por Formosa y doblan ingresando a la avenida. Cuando el tránsito vehicular está obturado, los coches suelen seguir de largo sin doblar, cruzando la avenida para dar una vuelta manzana e ingresar a la misma por Guayaquil, como hacen, también, en esos casos, los de otras líneas que vienen por José María Moreno. La respuesta de la señora estaba constituida por la finalidad concreta de comunicar información compleja: hay colectivos que podrían ser los de la línea esperada o no, que están modificando el recorrido habitual en este tramo, lo cual puede significar que pasarán por donde se les está esperando tras una vuelta por calles atestadas o que retomarán el recorrido reglamentario en un punto que quita del camino el sitio en el que esperan les hablantes.

   Todo eso había podido decir la señora consultada combinando sin propósito un heptasílabo y un octosílabo, dando precisiones espacio temporales y acudiendo a una capacidad sintetizadora que, probablemente, no sospeche que posee.

no sospeche que posee

Lo que digo es un decir

   Pirelli busca entre pilas de papeles sueltos que desbordan estanterías en todas las paredes de su casa, sin encontrar esos apuntes mencionados. Recuerda que había anotado cosas relativas a recursos y formatos concretos existentes en toda cultura, constituyentes de nuestras capacidades comunicativas y, entonces, de nuestras personalidades mediante procesos de integración comunitaria y socialización. Formas, estructuras, modos, procedimientos, estilos que organizan las relaciones con el mundo en general y, en particular, con las demás personas.

   No encuentra los apuntes. Prepara mate y abre mediante sus insumos electrónicos conectados a redes cibernéticas, en su televisor sin antena de aire ni visión por cable, varias páginas con el texto completo del Martín Fierro. Hasta donde puede ver confirma que, si bien la distribución de la rima según A, B, B, C, C, B, se repite en cada estrofa, la sucesión de versos octosílabos y heptasílabos se modifica. Ya muy entrada la noche, recalienta el guiso pensando en el hecho de que la señora haya dicho colorado en vez de rojo. Con un ejemplar de “La vida es sueño” entre sus manos, donde hasta recién contaba sílabas y observaba la rima en los versos de Calderón de la Barca, tras cabecear unos minutos se resigna y se mete en la cama.

El contexto de los textos

   Al día siguiente, sus estudiantes en condiciones afectivas, sociales y económicas de acceder a comunicaciones cibernéticas jugaron a componer estrofas de seis versos, combinando de diferentes maneras heptasílabos y octosílabos, rimando como en las presentadas más arriba. De las sonrisas pasaron a las risas y se produjo una sucesión de significaciones dislocadas e imágenes desopilantes expresadas en un furor de versos cuya métrica respetaba la consigna.

   Sobre el final del encuentro, Pascual propuso imaginar personas diferentes a la señora de su anécdota en situación de tener que transmitir la misma información. Una piba, un tipo, en otro barrio, en otra ciudad, en Colombia, en Nicaragua o en lugares de España en que se hable castellano. Esta consigna no fue asumida como propia por el sujeto de la educación.

   Luego de la clase, Pirelli abrió un cuaderno con números de teléfono y direcciones de correo electrónico de estudiantes sin eso que, últimamente, llamamos conectividad.   

Semántica semejante

   En fin, una persona puede afrontar el desafío de ajustarse a una estructura dada o que perciba propia y familiar para precisar sus expresiones evitando que se le derramen en digresiones y abundancias redundantes o excesivas o preferir desbordar las estructuras habilitando borbotones y torrentes que comuniquen las complejidades de su ser. Alrededor de esto debe andar lo que estuvieron procesando estudiantes de Pirelli en esos días, modificando trayectos previstos de cursada tal como los vehículos modifican sus recorridos habituales o pautados cuando las condiciones no son aquellas en que fueron diseñados.

   Precisar el conocimiento construido en las ocasiones comentadas se dificulta, entre otras cosas, por la diversidad de personalidades involucradas. Pirelli pudo dormir profundamente tras sintetizar la evaluación de su práctica mediante la creación de la siguiente estrofa:

No se sabe qué aprendieron.

Menos, para qué sirvió

ni en qué les calificó

invertir su tiempo en eso.

Mas, seguro fue un proceso

en que nadie se aburrió.

 

   Al concluir la semana en que anduvo coordinando encuentros en torno a estas cuestiones, Pascual Pirelli, en la sobremesa de la cena del domingo, anotó en el primer papel con algún lugar en blanco que encontró arriba de la mesa: “Hacer un apunte o algo así con esto de los dichos y los versos. Podría terminar con lo que dice Atahualpa Yupanqui sobre el final de «El payador perseguido»:  

Aura me voy, no sé a dónde.

Pa’ mí, todo rumbo es güeno.

Los campos, con ser ajenos,

los cruzo de un galopito.

Guarida, no necesito:

yo sé dormir al sereno.”

Yapa o pista extra

Las esencias y sus formas

 

Atornillando sintaxis,

musiquita de los versos.

La duración de lo dicho,

el devenir de lo sido…

Lo que digo es un decir:

el contexto de los textos

 

(Semántica semejante…)



Pascual Pirelli, en el momento en que concibe el proyecto "Epistemología para todes"

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