MIENTRAS ESCURRE EL TIEMPO DE BESOS Y DE ABRAZOS
“Siempre
fui de los que piensan que educar tiene que ver con poner el mundo sobre la
mesa. Es una suerte de banquete; invitar a la gente a que conozca, sienta,
perciba, toque todo lo que la humanidad ha creado.” Así dice Carlos Skliar, y sigue diciendo:
“La
tecnoeducación crea la falsa idea de la disponibilidad. Lo que antes era un
espacio-tiempo consagrado a la tarea de educar se ha vuelto una cuestión de
disponibilidad. No sólo ha aumentado el trabajo: ha aumentado la reunión por el
trabajo. El perfil administrativo-burocrático del maestro, como si ése fuera el
lugar de su responsabilidad o preocupación. Estoy seguro de que nadie quiso ser
educador para eso. Aquí está la mezcla entre disponibilidad y disposición: ‘Estoy
terriblemente dispuesto al gesto de educar pero no estoy disponible 24/7’. Se
ha ingresado en el acelerar de un proceso descripto hace más de una década:
24/7 para educadores.” Agotamiento absoluto. He escuchado que la vuelta a la
normalidad traerá consigo una catarata de licencias médicas... el volver a la escuela
va a ser complicado por el estado en que se encuentran chicos y educadores. Es
una sobrecarga superflua: no ataca el nudo de la cuestión. Hablamos de lo
periférico, todo el tiempo. Hay una mezcla entre rutina y ritual que habría que
despejar. Volver a ciertos rituales, no rutinas, no estaría mal. La escuela
tiene algo de rutina, por supuesto. La ciudad se organiza a partir de ella.
Pero dentro de la escuela hay rituales hermosos que estamos echando de menos y
olvidando.”
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